Ruido de tambores:
se acerca el mañana.
Le hace guiños al ayer,
pero es el mañana.
Se peina como en otros tiempos
huele a peluquerías rancias
pero es el mañana.
Se llena de palabras ordeñadas
por manos sucias de actos y prejuicios:
Leche de llantos
de tanta vida redimida en lágrima.
Silencio,
que viene el mañana,
con sus tacones de aguja
a removernos las entrañas.
Por Sílvia Ardévol
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